Cambio y aprendizaje
El mundo de hoy morirá pronto.
Y pasará de la noche a la mañana. Muy rápido. Tan veloz como murió el mundo en el que crecimos, en el que era necesario levantarse a cambiar de canal e ir hasta un lugar específico de la casa a contestar las llamadas.
Muchas cosas que hoy son normales mañana serán atípicas. Como que los carros tengan conductor, o que una persona reciba, registre y nos empaque las compras en tiendas y supermercados.
La automatización y la robótica están en la puerta para cambiarlo todo. Los primeros robots serán especializados, como la aspiradora cuadrada que recorre de manera inteligente la casa. Luego, el software tendrá nuevas formas físicas y las funcionalidades se actualizarán por WiFi desde redes 8G.
La incomodidad es amiga del aprendizaje.
No hay nada que podamos hacer para evitar cambios drásticos. La única forma de mitigar el impacto es aprender con velocidad. Despegarse del Nokia con sus impresionantes dos botones funcionales (verde y rojo) e ir directo por el Smartphone con teclados complejos, o pantallas con cientos de iconos.
Cada nueva tecnología es como un nuevo idioma. Al principio todo es confusión, después aprendemos los comandos básicos: Hola, por favor, gracias y adiós. Luego viene la comunicación lenta pero funcional y al final está la fluidez. Ningún paso es fácil.
La incomodidad significa que estamos moviéndonos desde un hábito, comportamiento y conocimiento que dominamos hacia algo nuevo. Pero cada molestia significa un aprendizaje. Por experiencia sabemos que cada aprendizaje vale la pena.
Los cambios pequeños son poderosos
Decidirnos a pagar un café con Bitcoin nos pone en apuros, pone a prueba lo que sabemos, nos pone en riesgo si no lo hacemos bien, pero nos asegura que aprenderemos algo valioso.
Pagar con Bitcoin es un cambio pequeño si tenemos en cuenta que el dinero de hoy ya es digital. Son números sumando y restando en aplicaciones. El Bitcoin es solo otro tipo de dinero digital.
Un tipo de dinero que no emite ningún banco nacional, que puedes conseguir y gastar en cualquier país, un tipo de dinero respaldado por la tecnología y la confianza de la gente. Un tipo de dinero que, tal vez, nos haga una sociedad más libre.
Tenemos más recursos que nunca para aprender.
El mundo de hoy es diverso y la manera como aprendemos también. Podemos descargar libros desde internet, oírlos mientras lavamos la loza, entretenernos viendo videos sobre cualquier tema, o usar las formas clásicas de aprendizaje: asistir a alguna clase magistral o adquirir el libro de texto.
Sea cual sea nuestra forma de aprendizaje hay más opciones que nunca. Y se adapta a todos los presupuestos, horarios y estilos. Podemos hackear el sistema escolar enseñando en casa a nuestros hijos, podemos complementar una carrera universitaria tomando un curso directo de Oxffor o Harvard, podemos conversar con gente de todo el mundo sin siquiera saber su idioma.
Lo más emocionante de todo, es que podemos ser diseñadores del futuro, participando activamente como programadores, creadores, filósofos o adoptando las tecnologías rápidamente.
El cambio no es un libro sobre ratones. El cambio es una constante de la civilización humana, un paso necesario entre la curiosidad y la visión.
Aprender rápido hará que abracemos esos cambios con optimismo y tengamos oportunidad de dirigirlos y aprovecharlos.
Si algo de lo que leíste acá te gusto, compártelo en los comentarios.